Por LaPlumaDivina
•
26 de julio de 2025
La Verdad me despertó al encontrarme con Yahweh en medio de tanta oscuridad Durante mucho tiempo viví bajo un velo de doctrinas impuestas, repitiendo fórmulas que me enseñaron como verdades absolutas. Me hablaron de un “Dios” de reglas rígidas, de palabras traducidas según conveniencias. Pero en lo más profundo… algo no encajaba. Me enseñaron a temer, a obedecer, pero no a cuestionar. Recité nombres y doctrinas sin saber que muchas estaban lejos de la verdad. Durante años caminé en tinieblas disfrazadas de luz. Busqué respuestas en sermones, en doctrinas, en libros religiosos que prometían enseñarme el camino… pero cada vez que preguntaba, me respondían con silencio. Cada vez que dudaba, me decían que no debía cuestionar. Algo dentro de mí ardía por saber: ¿Quién es realmente el Creador? ¿Cuál es Su Nombre? ¿Qué fue lo que Él verdaderamente dijo? Mi alma estaba inquieta. Mi búsqueda desesperada. Todo cambió al leer El Manual de Yahweh. No fue sólo un libro; fue como abrir una puerta que había estado cerrada durante generaciones, oculta tras siglos de interpretaciones humanas. En sus páginas descubrí El Verdadero Nombre del Creador: Yahweh (יהוה) y no un título genérico ni una adaptación doctrinal, sino una identidad que había sido escondida por siglos. No fue una lectura más. Fue como abrir los ojos por primera vez. Allí estaba Su Nombre, tal como lo había revelado. No oculto, no traducido, no adulterado. Yahweh, el que es, el que fue y el que será. Cada página me confrontó con verdades que por años me habían ocultado. Entendí que me enseñaron versiones distorsionadas y que el error había sido sistemáticamente disfrazado de doctrina. Mientras lo leía algo se quebró en mí… y algo aún más profundo se encendió. Esta revelación rompió cadenas invisibles en mí. Su Nombre resonó en mi alma. No era sólo fonética, era identidad. Algo en mí despertó. La Verdad ya no era un concepto, era Una Persona a la que puedo llamar por Su Verdadero Nombre. Comprendí que había vivido envuelto en mentiras, sin conocimiento y graves consecuencias. La revelación fue radical: mi oración se hizo más profunda, mi estudio más sincero, mi vida más clara. Empecé a caminar con propósito, en obediencia, buscando vivir en plenitud lo que Yahweh enseñó desde el principio. Mi forma de entender Las Escrituras se transformó. Ya no se trataba de religión… sino de relación directa con Él. De regresar a las raíces, a La Verdad sin adulterar. Desde ese momento, mi vida dio un giro total. Ya no camino por dogmas impuestos sino por lo que Yahweh realmente dice. No oro mecánicamente, sino con conocimiento de con Quién estoy hablando. Hoy, mi vida tiene una dirección. Al conocer Su Nombre, conocí también mi verdadera identidad en El. Su Ruaj HaKodesh guía mis pasos y cada día busco vivir según Su Palabra y no según lo que otros creyeron conveniente traducir o modificar. A quienes aún dudan, les digo: ¡La Verdad Liberta! Cuando Yahweh te revela Su nombre, Su Palabra y Su propósito... ya no quieres volver atrás. Hoy, mi alma está en Shalom con El y deseo lo mismo para ti.